Al engordar o en un embarazo, la piel del abdomen se da de sí. Sin embargo, al adelgazar o dar a luz, no vuelve a su estado original. Hay casos en los que, aunque se pierda barriga, se queda el vientre flácido.
Pero hay soluciones para atajarlo.
Por qué aparece el vientre flácido
Internet está lleno de artículos con consejos sobre cómo conseguir un vientre plano. Sin embargo, no tener una barriga abultada no es sinónimo de tenerla tersa y tensa. El vientre flácido es una de las principales preocupaciones a partir de cierta edad. Y particularmente en las mujeres, aunque los hombres tampoco están exentos de este problema.
El problema es que la piel del abdomen se da de sí pero, al perder peso, aunque los kilos se vayan, no vuelve al estado original. No puede contraerse. Al contrario, queda con un aspecto de flacidez y sin ningún tipo de tensión ni tersura. Como si estuviera arrugada y careciera de fuerza. Podemos hacer la comparación con una goma elástica. Al tensarse demasiado, luego nunca vuelve a su forma primigenia. Por decirlo de un modo claro, al haberse tensado demasiado y luego destensarse, da de sí y aparece el vientre flácido.
La flacidez abdominal se agrava con la edad
Por si fuera poco, la piel del vientre tiene una gran capacidad de estiramiento, ya sea cuando engordamos o por los embarazos. Sin embargo, luego es una de las que menos capacidad de retracción tiene. Esta situación se agrava con la edad. ¿Por qué?
Al envejecer, el organismo va perdiendo su capacidad de generar colágeno y elastina, las dos proteínas que ejercen de sustento de la piel. Por eso la flacidez aparece más comúnmente a partir de edades maduras y es difícil conseguir que vuelva a su imagen y estado original.
¿Se puede prevenir la flacidez abdominal?
Hay hábitos de vida que pueden ayudar a conservar la tensión de la piel del abdomen y evitar el vientre flácido. Estos son algunos de ellos:
- Evita variaciones bruscas de peso y huye de las llamadas dietas milagro. Sigue una alimentación completa y equilibrada. Si tienes que adelgazar, ponte en manos de un experto en nutrición que trace un plan personalizado y programado de pérdida de peso y sigue sus recomendaciones.
- Cuida la hidratación. Bebe agua de manera regular.
- Aplica cremas y lociones hidratantes sobre la piel del abdomen regularmente. Así mantendrás la dermis hidratada y más elástica.
- Evita hábitos nocivos como la ingesta de alcohol o el tabaco.
- Practica ejercicio moderado de manera regular. Si no eres de ir al gimnasio, ya sabes: sube escaleras, camina mucho, bájate una parada antes del bus, etc.
- Cuidado con la exposición solar, porque al igual que acentúa el envejecimiento de la piel del rostro, lo hace con la del vientre.
- En los embarazos, procura no coger más peso del recomendable y sigue las recomendaciones de tu ginecólogo.
- Evita las prendas de ropa demasiado ajustadas, que impiden una buena circulación y contribuyen a la flacidez.
Soluciones para corregir un vientre flácido
Pese a todos esos buenos hábitos, a veces el vientre flácido aparece igualmente. Y no hay manera de ponerle solución por mucha agua que se beba, muchas cremas que se apliquen y mucho deporte que se haga. El problema es que en la flacidez abdominal también entra en juego la genética y, como hemos dicho, el envejecimiento y la menor producción de colágeno y elastina.
La piel del abdomen se da de sí pero, al perder peso, tiene poca capacidad de retracción y no vuelve al estado original
Para estos casos, la suerte es que existen toda una serie de tratamientos que han demostrado ser eficaces para solucionar el problema del vientre flácido. Entre ellos están los ultrasonidos, la mesoterapia, la carboxiterapia o la radiofrecuencia.
En los casos más graves, a veces incluso es necesario recurrir a un profesional para valorar la necesidad de practicar intervenciones quirúrgicas como la abdominoplastia. Se trata de una intervención muy demandada y con unos resultados extraordinarios.
Si te preocupa un problema de vientre flácido, lo mejor es que consultes con uno de nuestros especialistas, para conocer tu situación particular y tu caso concreto. Por ejemplo, las cirugías como la abdominoplastia no son recomendables hasta seis meses después del parto. En Vila-Rovira te informaremos de qué tratamiento es el indicado para ti.
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