Con la primavera a la vista, son muchas las mujeres que se plantean realizar un aumento de senos debido a que no les gusta el aspecto que estos tienen. Esta intervención no es simple banalidad, sino que se encarga de corregir desproporciones en el contorno corporal. Debido a embarazos y lactancias, pérdidas de peso importantes, el paso del tiempo o la propia constitución personal, los senos pueden verse caídos, reducidos en tamaño o no ser proporcionales al contorno corporal.
Por tanto, la operación de aumento de senos tiene como objetivo aumentar el contorno y el volumen del pecho, implantando prótesis mamarias que están rellenas de gel cohesivo de silicona.
La intervención se realiza con anestesia general y dura aproximadamente una hora. Aunque es necesario seguir una serie de pautas después de la operación durante algunos meses y acudir a revisiones periódicas, lo cierto es que se puede volver a disfrutar de una vida 100% normal en cuestión de pocas semanas.
En cualquier caso, es importante que la paciente se encuentre completamente segura de realizarse la intervención y que haga todas las preguntas necesarias para resolver sus dudas con el cirujano antes de la operación. Incluso, tras una primera consulta con el cirujano plástico que ayude a resolver las dudas, puede ser interesante dejar pasar uno o dos días de reflexión para valorar las ventajas que supondrá la intervención en su vida.
Qué se consigue con un aumento de senos
A continuación, citamos algunas de situaciones que pueden hacer recomendable un aumento de senos orientado a corregir desproporciones y desigualdades:
- Dar volumen a un pecho excesivamente plano.
- Corregir un desequilibrio entre ambos senos.
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Rellenar y elevar las mamas tras el embarazo y la lactancia, o una pérdida de peso importante.
- Reconstruir la forma tras una mastectomía, ya sea por cáncer de mama o un accidente.
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Tratar una malformación congénita, como por ejemplo en caso de mamas tuberosas.
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