Esta es una entrevista al Dr. Vila-Rovira en el Magazine That’s Life.
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El doctor Vila-Rovira nos acoge esta vez para hablar de una de sus operaciones de más éxito: la que implica el aumento de pecho.
El doctor explica sus tratamientos con mucha sutileza; sabe que sus pacientes demandan de él lo mejor de su& experiencia, además de su cálido trato personal. Vila-Rovira se apasiona siempre al hablar de su trabajo en el Institut Vila-Rovira de Barcelona, lleva muchos años ejerciendo la cirugía estética y sabe cómo debe tratar a sus pacientes —no en vano ha visto miles de casos—, siendo siempre profesional, humano y muy próximo en el trato, no condescendiendo a las demandas simplemente caprichosas de sus pacientes y dejando siempre en buen lugar la medicina.
Vila-Rovira es un hombre con un método, con pasiones y muchas intuiciones que le permiten acertar en sus diagnósticos y en las verdaderas y más precisas necesidades de quienes acuden a su consulta.
¿Es la operación de pecho la operación más popular? Efectivamente. Lo es entre las mujeres. Entre los hombres también hacemos operaciones de pecho, pero por otros motivos, sobre todo porque algunos hombres sienten que tienen un pecho algo femenino, y que corrigiéndolo pueden ganar en hombría o sensualidad.
Pero la operación que más se pide en el mundo, en lo que respecta a la cirugía estética, y tanto aquí como en Estados Unidos, es el aumento de pecho femenino; algunas señoras tienen demasíado pecho -grande, tal vez también caído- y desean reducirlo, aunque esta posibilidad sólo está en torno de un 10-15 % de los casos que acuden a nuestra clínica.
En cambio lo que más hacemos es el aumento de pecho, que queda muy bien y se hace sólo en una hora.
¿En una hora, con implantación de prótesis? Así es. Ponemos unas prótesis anatómicas, que siguen las formas del cuerpo femenino. También las hay redondas, las cuales pueden adaptarse a algún tipo de cuerpos en función de su tipo de piel. Pero actualmente, como pueden hacerse a medida, lo ideal son las prótesis anatómicas.
¿Qué significa «prótesis a medida»? Las mujeres demandan un tipo de m3edida de sostén, por ejemplo una 95B. Nosotros, empero, debemos pensar en función de otros parámetros: un pecho bonito, harmónico, adaptado a la naturaleza de cada cuerpo. Yo le tomo las medidas y decido qué tipo de prótesis se adapta mejor a sus necesidades.
Después viene decidir la medida final, la cual suele oscilar en torno a los 300 gramos, pensando en peso de las prótesis para cada uno de los pechos. Normalmente con esos 300 gramos el pecho queda perfecto. Casi es un asunto de magia. ¿Por qué una talla 80 es poco y una 110 es mucho? Sí, son parámetros de belleza, es casi un asunto filosófico: ¿Qué es la belleza? ¿Dónde está lo bello y lo feo?
¿Ha tenido nunca que moderar las expectativas de una paciente, en tanto que desee unas prótesis demasiado voluminosas? A veces me piden algo muy grande, pero yo reitero que lo bonito es lo proporcionado, equilibrado, y natural. A veces es inconsciente: la mujer cree que con unos grandes pechos se verá muy atractiva, seducirá más, cosa que constituye un error. Se piensa tal vez que a los hombres les gustan los pechos enormes, pero a los hombres nos gusta el pecho bonito, equilibrado, no caricaturesco, como vemos en cierto cine erótico, que sólo hace que deformar la realidad para caer en lo morboso, es decir, en lo enfermizo.
Por eso, al acudir a la consulta, probamos diferentes medidas: las pacientes se ponen un top, una camiseta ajustada con unas prótesis de prueba. Así, ante el espejo, la paciente puede evaluar cómo le queda, apreciar los resultados futuros. Tenemos un pequeño debate de media hora, a veces con la pareja de la paciente, o con sus padres o con alguna amiga, y todo para llegar a decidir lo que mejor le conviene, lo que para ella conforma un ideal de belleza equilibrada.
Así, algunos días antes de operar, me gusta volver a ponderar las conclusiones, volver a pensar si hemos acertado en nuestras proyecciones de medidas. Psicológicamente, esta segunda visita ayuda a corregir las expectativas de la primera. Los resultados después se verán casi inmediatamente.
¿Y cómo es el postoperatorio? Al cabo de entre 7 y 15 días ya se hace vida totalmente normal. ¿Con algún dolor?
Bueno: eso dependerá del umbral de dolor de cada mujer, pero tengamos en cuenta que operamos sin tocar el músculo, cosa que reduce radicalmente la posibilidad de experimentar dolor después de cada operación. Si no tocamos el músculo, como hacemos casi en un 90% de las operaciones, el postoperatorio es casi indoloro, con molestias mínimas. Sólo cuando la operación se hace bajo el músculo es cuando se puede experimentar algo de dolor. Y sólo cuando la piel es muy fina elegimos operar así, y eso sólo lo hacemos cuando la mujer prácticamente no tiene pecho. Pero sólo con un poco de pecho ya operamos sin tocar el músculo, con un pequeño corte bajo el pecho.
Ahora mismo, esa es la operación ideal, la que nos da mejores resultados: el pecho turgente, que se mueve, que oscila y no queda rígido, y que al tumbarse también se desplaza. Ese es el pecho que buscamos con nuestra intervención.
¿Ha cambiado mucho esa operación durante todos los años de su experiencia? Ha mejorado radicalmente: han mejorado las anestesias, y también las prótesis, que ahora son de mucha calidad. Y la técnica, y nosotros, claro, la experiencia es decisiva para operar con más acierto y profesionalidad.
Así, ¿qué se puede hacer con las prótesis antiguas? Las prótesis de hace unos 15 años deben sacarse.
Esa operación de recambio de prótesis es muy simple, casi podría hacerse con anestesia local. Las prótesis que ponemos ahora, en teoría, no deberán recambiarse nunca. Las mejores del mercado, las cohesivas de gel, dan garantía para toda la vida, cosa que no implica, como es obvio, que el cuerpo femenino no vaya a cambiar durante ese tiempo. El cuerpo de una mujer cambia, aunque hay casos de conservación espectaculares, de mujeres que se cuidan y hacen ejercicio, y que a los cincuenta años parece que sigan teniendo veinticinco.
¿Cuál es el paciente típico de esta operación? A veces, con dieciocho años, ya operamos a algunas chicas, porque su pecho no ha crecido como debiera. A los dieciocho años ya se ha completado el crecimiento, y el cuerpo ya es adulto. Además, desde un punto de vista legal, ya se tiene plena libertad de criterio, madurez para decidir.
A veces, la operación se hace a los veinticinco años, o después de tener un primer hijo. Lo típico, pues, es la paciente que oscila entre los dieciocho hasta los treinta y cinco o cuarenta años.
¿Hay otras maneras de aumentar el pecho? Existe la posibilidad de aumentar el pecho con la propia grasa de la paciente. Grasa de la cadera, de las llamadas ‘pistoleras’, o del vientre. Es una opción interesante, cada vez con más demandada, y nos dat ambién cada vez resultados más satisfactorios.
Además, esa grasa la extraemos y la tratamos con células madre de la paciente, y en una o dos operaciones se consigue un pecho precioso. Es la operación de pecho del futuro, ya que la paciente no lleva ningún cuerpo ‘extraño’ en el cuerpo, como lo sería la prótesis. Estoy seguro que esta operación cada día irá a más, y cada vez con resultados más espectaculares.
¿Y la opción efímera? También existe, claro. Estamos hablando de ácido hialurónico, que sólo dura un año.
De cara al verano, por ejemplo, es una opción ideal. Queremos aumentar una talla de pecho y con unas simples dosis de ácido lo conseguimos. Sin operación, sin puntos, sin anestesia. Un simple relleno, un maquillaje que el cuerpo va absorbiendo, sin ningún tipo de contraindicación, como con los otros tratamientos, por otro lado.
Volvamos al apartado masculino. A veces el hombre siente su pecho feminizado, grande, acaso colgante. En ese caso no nos queda más remedio que sacar grasa.
A veces también se da el caso de encontrarnos que un hombre nos pida un implante mamario, pero en nuestro país, España, al contrario que en Estados Unidos o en Inglaterra, se pide poco. Ponemos muy pocas prótesis pectorales masculinas; en mi caso sólo he implantado dos o tres en los últimos años, una vez a un culturista con un problema de rotura de un músculo pectoral. Se trata de unas prótesis especiales, diferentes, algo más duras que las femeninas, también de gel cohesivo, y con totales garantías.