En este asunto delicado, lo primero que hay que tener en cuenta, claro está, es la legislación vigente, que actualmente establece que se puede realizar cirugía estética a personas de cualquier edad. Tener ya cumplidos los 18 años lo único que significa es que el paciente tiene autoridad (él o ella mismos) sin necesidad de recibir autorización de sus padres.
Con esto como base, entremos ahora en la siguiente cuestión: ¿es necesaria o no?
La Cirugía Estética es cirugía reparadora, y por tanto su objetivo es intervenir cuando hay alguna anomalía en la cara, el pecho o las extremidades del paciente. Y esto, no tiene nada que ver con la edad del paciente.
Por ejemplo, hay muchas patologías en las que es totalmente comprensible la “no aceptación” de la imagen por parte del joven: orejas prominentes o en soplillo, ginecomastias en varones (desarrollo de glándula mamaria), algunas rinomegalias (nariz grande), e incluso importantes hipertrofias mamarias o asimetrías notables.
En todos estos casos, el problema es evidente desde muy pronto, aunque el paciente todavía sea menor de edad, y la solución está bien clara: la cirugía estética les va a ayudar.
Ahora bien, es tarea del cirujano plástico valorar qué tanto de objetividad y qué tanto de subjetividad hay en la queja del adolescente, porque a veces sí que la hay y es mejor recomendar un tiempo de espera antes de intervenir.
También es responsabilidad del profesional estar seguro que de que se ha completado la maduración física del paciente -a fin de no afectar negativamente a su desarrollo corporal- y la psicológica, constatar que el adolescente es capaz de entender y asumir la cirugía, sus resultados y sus posibles complicaciones.
Como conclusión, es importante destacar que en estos años de experiencia he podido comprobar una y otra vez que la Cirugía estética no es “un capricho”, sino una cirugía que sirve para mejorar la autoestima, superar complejos y corregir defectos de nacimiento.
Contacto