El paso del tiempo y las arrugas nos envejecen, sí, pero la forma en que nos comportamos, nos sentimos y relacionamos puede envejecernos incluso más. Por eso, el Dr. Vila-Rovira lo tiene claro: el rejuvenecimiento empieza por dentro. Ese es el punto de partida para ponernos en marcha y vernos también mejor por fuera.
¿Qué es el envejecimiento?
Una etapa que muchas personas empiezan antes de tiempo porque son mayores ya en su forma de ser. En realidad, el envejecimiento no se sabe cuándo empieza. Nadie puede decir a partir de qué edad porque hay gente bastante mayor que se ve y se siente muy joven y al contrario. Yo creo que esos patrones hay que romperlos.
Para mí tiene más importancia la actitud y cómo cada persona se siente que su edad de nacimiento. Y es que la forma de ser te puede sumar o restar años. Personalmente creo que el comportamiento es una excelente manera de quitarse años de encima. Hay que sentirse joven, cuidarse, hacer ejercicio… El rejuvenecimiento empieza en la actitud. Yo repito cada día, como si fuera un mantra, que me siento como un hombre joven, sano, fuerte, vital, ágil, lúcido y con mucho entusiasmo. La cirugía actúa por fuera, pero nunca debemos olvidar el interior. Por eso, con mis pacientes no me limito al tratamiento y a la operación sino que intento que la cirugía sea una parte complementaria de un plan más ambicioso que les haga la vida más feliz y placentera.
Hay que vivir como siempre fuéramos jóvenes…
Más aún, debemos entrenarnos, prepararnos física y mentalmente, para vivir hasta los 120 años, de la mano de una dieta saludable, de emociones también saludables, de la práctica de ejercicio, de relaciones positivas y, obviamente, de revisar la salud. Todos tenemos una edad biológica, una cronológica, sociológica, psicológica y hasta una edad sexual, pero yo creo que hay que vivir como si siempre tuvieras 40 años por delante. Hay que tener ganas de vivir muchos años, si es posible 120, manteniendo la ilusión por todo. Porque incluso lo que nos ocurre de malo en la vida sirve para aprender y que no nos vuelva a suceder.
¿Esa es su propuesta de rejuvenecimiento global?
Sí. Habría que envejecer con vitalidad, agilidad, lucidez mental y entusiasmo ante la vida, con proyectos e ilusiones. Si uno pierde el sentido de la meta en esta vida, todo se tambalea y empieza la decadencia personal. Por eso, he entendido que no puedo recomendar una operación de estética a alguien que fuma, que no se alimenta bien, que lleva una vida sedentaria… Su cambio para verse y sentirse mejor debe empezar con un trabajo más de fondo. De entrada tiene que eliminar tóxicos de su vida y después adoptar un estilo de vida en general más saludable ¿Si no regaríamos las plantas con alcohol por qué muchas personas lo consumen? Yo podría centrarme solo en operar, que es mi oficio, limitarme a esa, digamos, “superficialidad”, pero creo que es muy importante ir más allá con mis pacientes.
¿Sobre esa base, cuáles son las cirugías que hoy más le motivan?
La blefaroplastia, el lifting y la rinoplastia, que me fascina porque es una intervención muy artesanal. Todo ello sin que el paciente pierda la naturalidad ni le quede ningún estigma de la cirugía. Se trata de que se note y se le vea mejor pero que no se perciba artificial, de que no se detecte que se ha hecho una operación de estética, de encontrar ese punto en el que menos es más. La cara tiene 27 expresiones y hay que tratar de reducirlas lo mínimo posible. Porque cuando sientes alegría o tristeza, cuando sonríes y te expresas hablando se tiene que notar. El rostro no puede ser estático ni perder su naturalidad.
¿Cómo enfoca estas intervenciones?
La blefaroplastia es una cirugía muy agradecida, con la que eliminamos la flaccidez y las bolsas de los ojos, lo que obviamente rejuvenece. En cuanto al lifting, se trata de reponer los tejidos que han caído con el paso del tiempo y de tensar los músculos por dentro, pero siempre buscando un rejuvenecimiento dentro del envejecimiento: hay que rejuvenecer envejeciendo. Y en rinoplastia, es fundamental primero prestar atención a la función de la nariz: sirve para alimentarnos de oxígeno. Los cirujanos plásticos no podemos olvidarnos de eso. Luego nos ocupamos de la parte externa, de conseguir una nariz acorde y equilibrada con cada cara.
Es muy importante decirle al paciente la verdad sobre cada procedimiento, procurar que lo entienda bien y, sobre todo, nunca obligar a nadie a operarse ni hacerle una intervención que no harías a un familiar o a un amigo. Yo siempre pienso que estoy operando a alguien que me importa, por tanto no le haría algo que no haría a una persona a quien quiero.
¿Cómo ve el futuro de su especialidad?
Con mucha especialización. Los pacientes cada vez exigen más y, a su vez, hay numerosas técnicas, de manera que en el futuro creo que será necesaria la especialización en cirugía plástica: habrá cirujanos que harán cirugía de mama, otros que harán liposucciones, otros nariz, ojos…
Desde el punto de vista del paciente, lo que se demanda es que los procedimientos sean menos invasivos y de más pronta recuperación, permitiendo la reincorporación a la vida laboral y social lo más pronto posible.
Por otra parte, creo que estaría bien que para mucha gente dejara de ser raro hacerse una operación de cirugía estética, que se viera con más normalidad. Todavía hay quien piensa que la gente se opera por vanidad. La cirugía estética es una medicina psicológica. Cuando una persona se siente mal con su figura o algún rasgo de su cara eso le afecta en su autoestima, en sus relaciones, en su vida… ¿Por qué no operarnos si eso va a hacer que después nos sintamos mejor?