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Cuando recibes la peor noticia

En España, cada año 22.000 personas -principalmente mujeres- reciben un diagnóstico que nunca quisieron oír: cáncer de mama.

A partir de ese momento, se desencadenan en su interior una serie de sentimientos que muchas veces les sobrepasan y remueven su vida: indefensión, miedo, incertidumbre… Pero con la ayuda de todos, tanto de su entorno como de los profesionales, también pueden y deben sentir ánimo, confianza y apoyo.

Ojalá algún día esta enfermedad sea únicamente un recuerdo borroso del pasado. Mientras eso no ocurra, desde el Institut Vila-Rovira estaremos unidos a la lucha destinada primero a hacer llegar la máxima información, y en segundo lugar a reducir el dolor y las secuelas en la medida de lo posible.

Prevenir, la mejor medicina

Nunca se dice suficiente: prevenir es mejor que lamentar. Y cuando nos referimos al cáncer de mama, no es diferente.

La mejor prevención proviene de tener hábitos de vida saludables. Pero muchas personas no han sido educadas en ellos, y ahora les cuesta crearlos y mantenerlos. Si eres una de éstas, no tires la toalla. Cualquier pequeño cambio es positivo. Y muchos pequeños gestos, al final hacen un cambio importante.

Las exploraciones personales y las revisiones preventivas también han resultado de gran ayuda a la hora de conseguir un diagnóstico precoz, y por tanto aumentar las probabilidades de curación.

Afortunadamente, la visibilidad que ha adquirido esta enfermedad en las últimas décadas, especialmente gracias al trabajo de la AECC, han logrado borrar el estigma que la lastraba y ha generado una conciencia que, literalmente, salva vidas.

Calidad de vida durante la enfermedad

La calidad de vida es más que simplemente ausencia de enfermedad. Por eso, los esfuerzos no pueden limitarse a erradicar la enfermedad, sino que también es necesario ayudar a la paciente durante el proceso.

Siempre bajo la guía y las indicaciones del médico, es positivo tener un programa de alimentación sana, relajación y actividad física. También hay que superar el miedo a pedir ayuda. Muchas mujeres se niegan a reconocer que la necesitan. Por eso, es necesario que familia y amigos se ofrezcan aunque no se le pida, y también a que las mujeres aprendan a identificar sus necesidades sin avergonzarse.

Uno de los momentos más duros de la enfermedad ocurre tras la mastectomía o extirpación de la mama. La preocupación por la enfermedad en sí misma se suma a verse privada de un órgano que representa su identidad femenina. Eso puede ser abrumador.

Felizmente, las reconstrucción mamaria es viable en casi todos los casos, y las prótesis no interfieren para nada el tratamiento y control de la enfermedad.

Actualmente, muchas reconstrucciones se realizan al mismo tiempo que la mastectomía, con los mejores resultados estéticos. De este modo, la paciente se despierta con el contorno mamario adecuado, y evita la situación traumática que supone verse privada de su pecho.

Y aún en los casos en que se debe posponer la reconstrucción por cualquier motivo, en la mayoría de los casos podrá realizarse sin problemas cuando la paciente esté preparada física y psicológicamente.

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