Esta es una entrevista al Dr. Vila-Rovira en el Magazine That’s Life.
¿Cómo empezó, doctor, a interesarse por los problemas del pelo? Cuando empecé a hacer cirugía reconstructiva —así empecé en mi carrera, antes de adentrarme en la estética— trataba con accidentados, con quemados, con pacientes que, por ejemplo, habían padecido un tumor que les había dejado algunos ‘defectos’ que debían corregirse. Una de las necesidades que tenían estos pacientes —así los quemados, en mayor medida— era recuperar el pelo perdido, volver a lucir pelo en la cabeza, perdido en algún desgraciado incidente.
Y eso era especialmente necesario en los niños. ¿No era posible un trasplante de pelo?, me preguntaban mis pacientes. Pero yo aún no había hecho ninguno. De todos modos, estudiando, yendo a congresos, hablándolo con colegas, empecé a poner pelo en estos pacientes (niños y adultos, y también señoras) que habían padecido quemaduras.
Los primeros tratamientos disponibles no eran aún totalmente perfectos; no acababan de quedar bien. Debían aún perfeccionarse. Y así salieron los llamados ‘injertos punch’, que hacían que el pelo creciera dando un resultado más natural, pero aún no eran del todo satisfactorio ya que el paciente lucía un pelo algo artificial, con un remoto parecido —digamos— al pelo que tienen de las muñecas antiguas.
Todo esto aún con pacientes quemados. Pasados unos años, empero, alguna gente que sabía que practicaba estos tratamientos cada vez con más éxito, me preguntaron si no podría ponerles pelo en las zonas donde, por motivos de calvicie natural, lo habían perdido. Y así empecé, animándome, tratando primero con estos amigos que me pidieron solucionar su pequeño problema.
¿Cómo evolucionaron estas técnicas capilares? Sobre los años noventa se innovó en este campo con los microinjertos, que me llevaron a practicar todo lo que ya sabía hacer con los pacientes quemados pero ya de un modo totalmente estético, y sin ninguna complicación.
La extracción de unidades foliculares con Sacabocado, conocida como técnica FUE, por su nombre en inglés, cambió todo este panorama. Fue una técnica muy popular, de perfeccionamiento norteamericano, aunque los primeros que experimentaron con ella fueron los japoneses.
¿Cómo funciona un tratamiento? Para poder trasplantar dos o tres mil cabellos se requieren entre cuatro y cinco horas, y en una sola sesión, y con un equipo de cinco o seis personas. Por ese motivo me vi impelido a crear una sección en mi clínica, únicamente dedicada a este aspecto de la estética ya que el conjunto de la operación es bastante laborioso.
¿Cómo se acogen los pacientes a su programa? Podemos clasificar los pacientes en una escala de cero a siete. En el nivel cero nos encontramos con pacientes con pocos problemas: su pelo cae pero vuelve a crecer. En estas fases iniciales podemos recetar tópicos, pastillas, que retrasan esta caída unos cuatro o cinco años. En el nivel siete, por lo contrario, nos encontramos con un paciente totalmente calvo. En los niveles dos, tres y cuatro tratamos al paciente digamos típico, que pierde pelo y va viendo zonas despobladas, acaso en consonancia con lo que ha pasado con sus propios padres, ya que en esto juegan los rasgos genéticos. Estos pacientes tienen pelo pero lo van perdiendo, suelen tener entre treinta y cuarenta años.
Nosotros ponemos remedio a su problema. Un problema, recordémoslo, que afecta casi a la mitad de hombres. Estos pacientes suelen ver en la caída de pelo un inicio de su vejez, cosa que a estas edades no acaba de ser totalmente cierta. Y eso, además, como es obvio, afecta la autoestima, también a la capacidad de seducir.
No siempre, pues, se deriva el paciente hacia el trasplante. El trasplante es el remedio más expeditivo, y lo operamos mediante la extracción de pelo de la zona de la nuca. Lo hacemos extrayendo uno a uno cada pelo, y sin dejar cicatrices. Esa ‘zona donante’ es universal: no hay ningún paciente con calvicie, en todo el mundo, que pierda el pelo de esa zona.
Hay motivos genéticos en este patrón entre los hombres, razones evolutivas, como la que ha hecho desaparecer el pelo de las palmas de las manos pero no en el dorso, por ejemplo.
¿Y cómo sigue? La extracción la operamos con anestesia local, y la hacemos en una operación que suele durar toda una mañana. El paciente está sedado, cosa que contribuye a hacer más fácil la extracción, y a dejar de ella un buen recuerdo, cosa también de importancia. Trasplantamos entre dos mil y tres mil cabellos. Se trata de una operación cuidadosa, para la cual los profesionales deben estar muy preparados. A veces es necesaria una segunda sesión, cuando la calvicie es muy pronunciada.
Acabadas las sesiones puede que el paciente tenga una leve sensación de hinchazón, aunque con el perfeccionamiento de las técnicas cada vez es menos habitual o dura menos. Al cabo de tres o cuatro días después de la sesión —durante los cuales se toma algún antibiótico—, el paciente está totalmente recuperado, sin ninguna molestia. El cabello empezará a crecer, con total normalidad, al cabo de tres meses. La semilla, ese pelo de un milímetro, empieza luego a crecer y a tener la visibilidad de un pelo normal a los seis meses, ya que el pelo crece un centímetro cada mes.
¿Cómo se trabaja en la clínica? En la Clínica de Pelo trabajan diez personas. Son dermatólogos y enfermeras, todos, lo reitero, dedicados con exclusividad a esta disciplina. El año pasado hicimos doscientos trasplantes, prácticamente uno diario.
¿Podría hablarnos del coste por paciente? Los tratamientos tienen un coste que oscila entre los tres mil y los siete mil euros, dependiendo del grado de calvicie, y también —curiosamente— del tamaño de la cabeza.
¿Estamos hablando de pacientes únicamente masculinos? De cada diez o doce hombres tenemos una paciente femenina, menos de un diez por ciento, pues. Pero cada vez tenemos más consultas femeninas, la preocupación por este aspecto crece, ya que siempre es algo difícil aceptar llevar pelucas, por ejemplo.
El tratamiento es exactamente igual, aunque en la cabeza femenina la caída del pelo es algo más difusa, menos localizada que en los hombres. Por tanto la estrategia un poco diferente, aunque los resultados son igualmente satisfactorios.
Si quiere tener más información, visite nuestra web de la Clínica de Trasplante del Pelo y el magazín Me Gusta Tu Pelo.