Esta es una entrevista al Dr. Vila-Rovira en el Magazine That’s Life.
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¿Cuál sería la operación más demandada en esta zona del rostro?
La operación en las bolsas de los ojos nos la piden tanto hombres como mujeres.
Las bolsas se encuentran en el párpado inferior y están llenas de grasa, aunque también la piel juega en esta zona un papel importante. Hay bolsas con mucha grasa y bolsas con mucha piel: lo que hacemos los cirujanos plásticos es una operación combinada, cuyo objetivo es dejar un ojo tan natural que en ningún caso debe notarse que se ha hecho algún tipo de intervención.
Un solo milímetro de error, de corte o de extirpación, en esta zona, nos ocasiona efectos indeseados: esas miradas digamos “raras”, a veces indefinibles para quien las percibe, aunque todos advertimos que en esos ojos hay algo extraño.
Así, esa imagen de los ojos redondos, que enrarecen la mirada, o con la esclerótica —el blanco de los ojos— al aire, cuando lo mejor es que esta se vea discretamente. Si se ve demasiado, el ojo queda saltón.
Parece muy difícil operar así. Es una operación que pide mucha delicadeza y experiencia, un saber hacer fruto de un largo aprendizaje.
Es una operación sencilla, pero que al mismo tiempo demanda mucha sutileza, un solo error de intervención en esa zona puede ser fatal de cara a los resultados óptimos.
El método de operación a través de la transconjuntival es el más avanzado o innovador porque no se deja ningún tipo de cicatriz. Dejemos asentado un principio: nada más empezar la operación el ojo queda protegido por una gran lentilla. No estamos hablando de intervenir en el ojo, en el órgano de visión, sino en sus entornos, en lo que podríamos llamar ‘el marco del cuadro’.
El entorno juega el papel de ese marco en nuestra mirada: si el marco no está bien encajado, bien centrado, algo raro pasa al contemplar esa pintura.
La metáfora es muy ilustrativa.
Si. Por otro lado, encontramos seis bolsas, tres a la izquierda y tres a la derecha, pero de diferente volumen, debido a la natural asimetría de nuestro rostro. Debemos extraer solo lo sobrante, aunque debemos también dejar algo de bolsa, de grasa, que actúa de almohadilla del ojo, y que impide que éste caiga ocasionando visión doble.
Todo esto para remarcar que se debe ser muy cuidadoso, extraer con precisión solo lo que sobra.
El gran avance ha consistido en el procedimiento de acceso a través de la conjuntiva.
Pero aquí no acababa todo…
No. Además debemos extraer la piel del párpado superior; debemos calcular muy bien cómo operar allí porqué es una piel que está en relación con las cejas: si nos pasamos la ceja se caerá, produciendo efectos contrarios a los buscados.
La dificultad está en extraer solo lo que sobra, normalmente unos cinco centímetros cuadrados, que marcamos con un rotulador especial quirúrgico. En esa parte del ojo también puede haber grasa sobrante, pero también debemos ser precisos, ya que podríamos dejar un ojo excesivamente hundido.
El postoperatorio siempre es breve: en una semana se puede volver a la normalidad. Como se aprecia, pues, en la cirugía operada en estas regiones se debe ser extremadamente concienzudo. Un milímetro de error en una operación de pecho es imperceptible, pero no un error de ese calibre en esta zona de los ojos.
La experiencia es aquí fundamental. Estamos hablando de muchos años de asistir como ayudante a un cirujano de primera, a un maestro que nos forme en estas difíciles operaciones.
La experiencia también nos enseña que ‘menos es más’, es decir, que un error por exceso de piel puede corregirse en una operación posterior, pero no lo contrario, cuando se extrae en exceso, con resultados irreversibles.
Esta operación tiene mucho éxito —la blefaroplastia transconjuntival, para decirlo técnicamente—: después de la operación de pecho es el tratamiento que más demanda tiene entre nuestros pacientes.
Y la frente, doctor, ¿cómo la tratamos?
El envejecimiento hace decaer las cejas; y de lo que se trata es de hacerlas subir. Hay varias técnicas, como la de los hilos, que hacemos pasar por debajo de la piel hasta el cuero cabelludo. Es una operación también muy precisa, ya que debemos hacer subir las dos cejas al mismo tiempo, evitando cualquier posibilidad de asimetría.
La técnica es sencilla, pero siempre exige mucho tacto. En casos de envejecimiento más pronunciado podemos hacer un lifting frontal, elevando toda la frente, cortado en la línea del cuero cabelludo, tal vez un centímetro, por endoscopia o no. Es una operación que solemos hacer siempre después de que el paciente haya cumplido los cincuenta años.
El postoperatorio no es complicado, pero siempre se tardarían unos tres meses en volver a la normalidad física, para tener una imagen otra vez joven sin ningún rastro de intervención.
¿Hay algún tratamiento para las ojeras?
Es la parte del rostro, y de todo el cuerpo, donde la piel es más fina, más transparente.
“Mujer ojerosa, mujer hermosa”, según el dicho popular, es decir, que a veces las ojeras embellecen, dan interés al rostro, algo tal vez de misterio.
Sea como sea, hay mujeres que sienten que las ojeras les dan una imagen algo malévola: se desagradan.
Cuando esto es así, lo que podemos hacer es introducir grasa de la propia persona, grasa diluida y centrifugada, que inyectamos en la ojera para disimularla.
